Medidas para compatibilizar desarrollo y conservación: el caso del cernícalo primilla

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03Ene
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Consultoría ambiental primilla-de-seo

Cernícalo primilla

Según la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía, la población andaluza de cernícalo primilla (Falco naumanni), una pequeña rapaz migratoria ligada a ambiente agrícolas y esteparios, podría haber perdido la mitad de sus efectivos reproductores en la región (Boletín GEOBIO Nº 59). Si en el 2012 la comunidad autónoma contaba con 5.000 parejas, convirtiéndose en el gran bastión ibérico de la especie, para este año 2016 sólo se han contabilizado unas 2.500.

Esta mala noticia, que podrían estar ocurriendo igualmente en el resto de su área de distribución ibérica (http://aves-extremadura.blogspot.com.es/2016/12/el-inesperado-drama-del-cernicalo.html), supone un importante varapalo para la conservación de esta emblemática especie y probablemente supondrá la más que necesaria adopción de medidas urgentes de conservación. No obstante, tal y como han apuntado las mismas fuentes, parece que el origen de este descenso podría situarse lejos de nuestras fronteras, concretamente en su área de invernada al sur del Sáhara. Probablemente, la sequía, que lleva años asolando la zona y reduciendo la producción de cultivos y de insectos, podría estar afectando a los cernícalos durante su invernada. En todo caso, será necesario continuar con el seguimiento de la especie y comprobar si se trata de una situación puntual o el comienzo de un peligroso declive que comprometa la conservación futura de la misma.

El cernícalo primilla resulta especialmente sensible a la alteración de su hábitat y aunque generalmente se le considerada fuera de peligro, su carácter migratorio, el hábitat que ocupa – zonas agrícolas y ganaderas con cereales y pastizales extensivos – y el soporte de nidificación que utilizan – techumbres y fachadas de edificios agrícolas e históricos – le convierten en un serio candidato a verse afectado por la actividad humana. De hecho, durante décadas, se ha asociado su rarefacción a los cambios producidos en el agro ibérico, como son la sustitución de cereales por leñosas (olivar o viñedos), la destrucción de linderos agrícolas, el uso abusivo de plaguicidas químicos y, de forma muy concreta, a la destrucción, derribo o restauración de los cortijos y naves agrícolas, así como edificios históricos donde nidifican.

Garantizar su conservación pasa por saber compatibilizar la presencia de esta especie con el desarrollo agrícola y la restauración de los edificios que habita. En este sentido, existen numerosas experiencias exitosas que demuestran que para este caso concreto, el tándem conservación-desarrollo es algo más que posible. Repasamos a continuación las medidas de gestión a tener en cuenta para conseguirlo:

  1. Mantener los cultivos herbáceos y los pastizales naturales en su área de distribución, prestando especial atención al mantenimiento de setos, linderos y ribazos con vegetación natural. Evitar los cambios drásticos de uso del suelo es esencial para garantizar la conservación de la especie. Cuando se plantean cambios de uso del suelo, reservar parcelas de barbechos y fomentar los linderos ayudan a paliar las alteraciones del resto del hábitat.

 

  1. No usar plaguicidas químicos del tipo de los neonicotinoides que puedan reducir drásticamente la presencia de insectos en las zonas agrícolas, comprometiendo la alimentación y la cría de la especie. En este sentido, se deberán ajustar las medidas de control de plagas al calendario de presencia de la especie e incluirla a ésta como parte de la solución a la hora de afrontar la lucha integrada contra roedores e insectos agrícolas.

 

  1. Evitar que las obras de restauración de cortijos, naves agrícolas o edificios históricos que alberguen colonias de la especie coincidan con el periodo reproductor de la misma: mediados de febrero a principios de agosto. Fuera de estas fechas, los primillas no están presentes y se puede actuar sin miedo a dañar la colonia.

 

  1. Cuando se realicen obras de restauración, incluir una partida específica para habilitar nidales y huecos de nidificación que garanticen y mejoren la continuidad de la especie en la colonia. De hecho, ya existen soluciones comerciales para estas instalaciones: las asociaciones GREFA (http://www.grefa.org) y DEMA (http://demaprimilla.org) realizan una importante labor de investigación y desarrollo al respecto. Igualmente, tal y como ya se ha practicado en numerosas localidades, se pueden instalar o habilitar “primillares” a modo de nuevas colonias que sustituyan los emplazamientos que sea necesario derribar.

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  1. En relación a la inspección ambiental, las mejores fechas para localizar los primillas van de marzo a junio: periodo en el que se retoman las colonias de nidificación y se produce la reproducción de la especie. Fuera de este periodo, la búsqueda en el campo de su presencia suele presentar errores debido al carácter nomádico y migratorio de la especie. Esta cuestión resulta de vital importancia a la hora de programar las visitas de inventario ambiental para Estudios de Impacto Ambiental u otro tipo de informes similares.

 

Se trata, en todos los casos, de medidas de fácil aplicación y que, en realidad, son de obligado cumplimiento debido al carácter de protección legal de la especie. En este sentido, ser conscientes de la problemática ambiental que sufre la especie y dejarse asesorar por expertos que conocen su situación y las medidas de gestión adecuadas, se presenta a día de hoy como una solución más que satisfactoria para garantizar su preservación y favorecer el desarrollo del agro que habita. De hecho, son cada vez más los proyectos de desarrollo y construcción de infraestructuras que incluyen al cernícalo primilla entre las especies clave que hay que saber identificar y gestionar para evitar impactos ambientales que hagan inviables dichas obras. La consultoría ambiental, desarrollada por profesionales cualificados, debe ser garante suficiente para una  correcta gestión de este patrimonio, no olvidándose que a pesar de prestar un servicio privado, en realidad se está fiscalizando la actividad, representando el interés social de los proyectos y actuando como único profesional acreditado en los mismos para preservar los valores naturales e históricos de la zona de actuación.

Javier Moreno Montoza.